Muchos de nosotros cuando oímos la palabra sombrilla nuestra imaginación se va directamente a una playa repleta de gente llena de objetos redondos multicolores
anclados en la arena. Pero una sombrilla es mucho más que un trozo de tela con un palo que nos protege del sol.
La ubicación y el clima es uno de los factores más relevantes a la hora de decantarse por un tipo de sombrilla u otra. No es lo mismo un clima seco en el que
no llueve prácticamente nunca, que un clima donde la lluvia y el viento son abundantes incluso en verano. Es en este último donde es importante disponer de
una sombrilla o parasol fuerte y profesional que nos proteja.
Aunque el principal uso de las sombrillas o parasoles sigue siendo resguardarnos de los intensos rayos del sol, existen modelos más sofisticados que incorporan una
lona de PVC 100% impermeable que no deja pasar ni una sola gota de agua, a la que se les añade cerramientos, canalones de lluvia y calefactores con la que se
puede crear un ambiente confortable y quedar resguardados en temporada invernal.